Atada en la mazmorra permanecía carla, esperando a que su Amo, volviera a ocuparse de ella. Estaba cansada pero feliz de haber servido a su Amo y entre nubes de sueños, perfume de incienso, aceites y ceras con el cuerpo algo dolorido pero satisfecho esperaba a su Dueño. Su mente empezó a dibujar el largo y cansado día, que ya tocaba dar el punto y final…
El muy cabrón, la había castigado por
su mal comportamiento. A parte de los castigos menores que el decía, le faltaba
el definitivo; el punto final, el cum laude. La hizo llamar, a primera hora de
la mañana vestida y pintada como una fulana, con una mini tipo cinturón y sin
ropa interior todo el viaje, en metro y bus siendo observada como una fulana. No
se molesto ni en mandar un taxi para recogerla y menos, pasar El a por ella.
Carla puntual llamo al timbre y espero, normalmente, le abría siempre El, con
ese toque elegante en su vestir a la par que descuidado e informal. Llamo varias
veces y no abrió nadie, se impaciento rápidamente mirando su reloj una y otra
vez. Era la hora marcada pero su Amo, no estaba. Nadie le abría la puerta. Pensó
en llamar, en irse ¿que hacer? Se maldijo a si misma, pero algo tenia que hacer,
miro su reloj una vez mas. Y decidió esperarse un rato mas, el tiempo corría
despacio. Diez minutos, veinte minutos , treinta minutos y ella esperaba
humilde en la puerta, a que El llegase o le abriese tanto le daba; No era
normal, que llegase tarde, si algo tenia su Amo, era una puntualidad británica,
digna del mejor Sir. Empezó a preocuparse mas si cabe, pensando que le pudiera
haber ocurrido algo y la mente le divagaba por pensamientos a cada cual mas
oscuro. ¿Se habría enfadado y no quería verla hoy?. ¿Que ocurriría, seria este
lento esperar , esta agonía, una parte mas de su castigo?. ¡Odiaba por momentos
a su Amo!,
¡ Que manera! no se conformaba con
las tareas desagradables que le había encomendado, que le habían hecho pasar
noches en vela, trabajando para poder entregárselas cuando el las pedía. ¡No!,
no era suficiente para El. El mas tarde las leía , mientras ella de rodillas
esperaba su aprobación, las leía con atención asintiendo, cuando estaban bien y
no mostrando ningún interés por muy bien hechas que estuviesen y por supuesto
enfadándose cuando no cumplían lo que El había marcado. A parte de esos trabajos
desagradables, iba sin ropa interior un mes ya y con el dildo en el culo, de
primera hora de la mañana hasta que pedía permiso y el se lo daba, y siempre se
hacia de rogar en interminables minutos y en ocasiones horas. Además iba sin
depilar, le había prohibido usar la ropa que mas le gustaba y se sentía muy mal,
porque El no levantaba la veda. Sin orgasmos, sin castigo físico… solamente… ese
imperturbable sentido de indiferencia. Gracias a Dios, hoy se había roto esa
indiferencia, El la había llamado, para que estuviese puntual en su casa con
ordenes precisas, bien depiladita y preparada. Ahora pasada ya la hora,
mientras recordaba todo esto, esperaba en la puerta a que apareciese por fin su
Amo. Pasaron alrededor de cincuenta minutos, sobre la hora, cuando El abrió la
puerta sonriente.
-
Buenas noches mi pequeña, puedes pasar le
dijo.
-
Con bastante mal humor, pero callada asintió,
correspondiendo a su saludo, bajando la mirada, intentando ocultar toda la ira
que por dentro le corría, pero que si su Amo, descubriese seria mucho peor para
ella. Buenas noches mi Amo.
-
Pasa, pasa pequeña… el se aparto a un lado y
colocando su mano, en sus riñones, la acompaño en la entrada a su
casa…
-
Estas preciosa, como siempre, sonriéndole
afablemente.
-
Si mi Señor.
-
Sin mediación alguna, con su mano en su espalda
El le indico el camino, escaleras arriba, final del pasillo a la derecha, última
puerta, su mazmorra.
-
El con parsimonia abrió la puerta, haciendo
sonar la cerradura y los cerrojos que el mismo había instalado y que tanto le
gustaban y una vez abierta la puerta le indico que pasase empujando levemente,
en su espalda.
-
Enciende las luces pequeña y prepara las cosas.
El se metió en su habitación mientras ella, encendía las luces, que iluminaban
la estancia de una manera escasa y gótica y encendía las velas de unos
candelabros, que daban el ambiente necesario y perfumaban la pequeña habitación,
de esa fragancia extraña.
-
El entro, con la misma ropa, la miro y con
suavidad le tomo una mano, dándole un pequeño beso en su palma para luego llevar
esa misma mano, a la cruz de San Andrés, que tenia fijada en la pared pasando
las correas y dejándola atada a esta; luego hizo lo mismo con la otra sin mediar
palabra alguna, hincando su rodilla en el suelo, paso las correas por los
tobillos de la misma manera, formando la famosa cruz, donde se martirizo a San
Andrés.
LordOrmm
Muchas gracias por su colaboración . Nos hace disfrutar mucho con sus relatos. Gracias y un beso enorme.
Sea siempre bienvenido .
constanza
Un abrazo cariñoso.constanza
Voy camino de erigirme en comentarista oficial de este blog, en mis distintos nicks... Además de saberme a poco, me ha resultado muy instructivo. Gracias al autor. Un saludo... 'puper'.
ResponderEliminarExcitante relato, sabe a poco. Saludos
ResponderEliminarMe gusta. Te quedas con ganas de saber que ocurre con carla y su Amo. Espero pronto poder leer más sobre estos personajes.
ResponderEliminarQuiero saber más sobre carla
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