miércoles, 6 de febrero de 2013

Gor. Leah y el baile de la Rebelión




De rodillas , a los pies del Amo, Leah suplicaba. No deseaba bailar esa noche. No creía estar preparada para hacerlo. Miraba de reojo a los guerreros que se disponían a comer y a beber, excitados por la victoria en la lucha. Permanecía con la cabeza bajada y sollozando. No deseaba hacerlo, no podía ni quería hacerlo. De pronto, la tomo por el pelo, la arrastró y la dejó en el suelo. Los gritos de Leah llamaron la atención de algunos guerreros que comenzaron a golpear sus escudos con fuerza entre risotadas.
La kajira, apartó su pelo de la cara y con mirada tímida y asustada, recorrió uno a uno a todos ellos.
Baila esclava ¡¡  Su Dueño gritó arrastrándola de nuevo por el suelo que levantaba polvareda por la sequedad.
Leah, se levantó del suelo lentamente, le miraba a los ojos fijamente desprendiendo odio y desdén. Comenzó a bailar al son de los escudos como única música. Movía sus caderas, despacio, haciendo tintinear los cascabeles  que reflejaban los destellos de las antorchas. Levantó las manos hacía el cielo, hasta enlazarlas en lo más alto. Dio unos pasos hacía delante , otros hacía atrás, arqueándose, moviendo su pelo y mostrando parte de su cuerpo desnudo de forma insinuante.
Los guerreros vociferaban sin cesar , mirándola con lujuria. De pronto, corrió a los pies del que tenía más cerca y se arrodilló ante el , con los muslos separados, sin dejar de mirar a su Dueño que reía mientras el paga caliente se derramaba por la comisura de su boca. Comenzó a bailar provocando con las manos y con cada parte de su cuerpo. Se levantó dando la espalda a su Señor, se acariciaba las nalgas mientras de forma sensual se desprendía de la parte que cubría su pecho dejándolo expuesto y libre.
Le miraba con recelo, le odiaba en cada uno de los pasos que bailaba.
Con unos pasos de baile lento, volvió hacía los hombres, que gritaban obscenidades borrachos de paga.  El Amo la miraba serio, mientras ella, se mostraba con descaro , seductora y sonriente a todos. Los cascabeles hacían sonar una fina música  y Leah estiraba los brazos haciéndoles señales para que fueran a por ella. Movía su pecho con la mirada llena de deseo; se cubría con las manos y se manoseaba cuando se percató de que su Señor sacaba el látigo. Comenzó a chasquear contra el suelo mirando fijamente a su esclava con seriedad.
Leah fingía que no queria ser suya, que no deseaba entregarse  más a El . Le rechazaba con todo su cuerpo, haciendo gestos de desprecio mientras bailaba insinuándose a los guerreros . Movió el látigo con fuerza y fuego en los ojos .
La kajira no pudo resistir más. Le deseaba con el alma. Comenzó a bailar hacía El con pasos firmes moviendo los brazos por su pecho y caderas , haciendo sonar los cascabeles como nunca antes. Una vez a sus pies , se dejó caer abrazándole en señal de respeto y entrega. El Amo le acarició el cabello y le levantó la barbilla sonriendo orgulloso por el baile. Le indicó que se levantara y ella obedeció. Rodeó el cuello de Leah con el látigo y la obligó a retroceder, la  atraía después con fuerza para besarla  de nuevo, la apartaba. Ella se movía como si no deseara hacerlo, para cuando el látigo la acercaba a El, besarle con pasión. Finalmente, dejó caer el látigo y la besó agarrándole las mejillas con una mano. Se sintió morir de deseo por El y sintió como su cuerpo, puro fuego, reconocía al que era su único Dueño.
De un manotazo, se la cargó al hombro mientras Leah, pataleaba  fingiendo que se sentía raptada , sonreía con la cabeza boca abajo en la espalda de su Dueño.
Los guerreros reían borrachos dando golpes fortísimos en los escudos.
Desaparecieron por el camino de tierra que llegaba hasta la cabaña. Leah, dejo de patalear dejando escapar un gemido cuando su Amo, le dio un buen azote en sus nalgas desnudas....




Un abrazo cariñoso. constanza

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