domingo, 30 de diciembre de 2012

Carla masajista de su Amo.





El capuchino recién hecho humeaba sobre la mesita de cristal.
El día había sido intenso y el Amo descansaba en su sillón habitual disfrutando del dulce sabor de la bebida caliente.
Carla le miraba sentada a sus pies sobre la alfombra mullida. Desea algo más mi Dueño?_ El , respondió con la voz cansada __Quizá un buen masaje seria bueno para relajarme un poco. Hazlo Carla_.
Ella, se levantó sonriendo y le tomó de la mano.Se quedaron los dos cerca de la cama y sin mediar palabra con El, comenzó a desabrochar su camisa. Le miraba sonriendo, como siempre, con esa mirada y esa forma de sonreir que hacian derretir a su Dueño. Dejó la camisa bien puesta sobre una silla y siguió con los pantalones que cayeron al suelo junto a la ropa interior. El Amo se tumbó boca abajo acomodándose sobre las sábanas que olian a flores frescas.
Carla subió a la cama y se montó sobre El a horcajadas; cogió el frasquito de aceite de romero y se puso una pequeña cantidad en las manos; las frotó y comenzó lentamente a deslizarlas por la espalda. Arriba y abajo, llegando a la altura de la nuca, deteniendo allí sus manos, después hasta los hombros... Su Dueño, gemía y sonreía, relajándose poco a poco.
Recorria una a una la vértebras, subia de nuevo hasta el cuello, se detenia en las lumbares masajeando todo y haciendo que el rico aceite impregnara la piel de su Amo. Se deslizó por sus muslos, para masajear las nalgas. Las amasaba, las abria, las manoseaba, disfrutaba haciéndolo y sabía que El disfrutaba también.
Se puso un poco más de aceite y se acarició los pechos. Los pezones de Carla respondieron a las caricias erizándose en sus dedos. Se tumbó sobre la espalda de su Señor y comenzó a restregarse; mordia el lóbulo de la oreja, la chupaba ansiosa mientras le susurraba que era suya. El gemía complacido y excitado. Se frotaba contra El con descaro, intentando atrapar su polla, metiendo su mano entre las sábanas. Súbitamente, El se dió la vuelta y la miro a los ojos_ Cógela, coge mi polla_. Carla obedeció, la cogió con ambas manos y la llevo hasta su sexo caliente y preparado para recibirla. La penetró poco a poco y sin dificultad , estaba muy lubricada.
Comenzó a moverse sobre El, acariciándole el torso, mirándole con deseo. El Amo puso las manos  en el culo de ella y comenzó a moverla más deprisa, más fuerte.
El olor del delicioso aceite de romero , llenaba la habitación. Carla comenzó a cabalgar  con pasión, enloquecida por El y deseosa . Los azotes en sus nalgas resonaban y dejaban las marcas de la mano de quíen tanto amaba. Era suya y deseaba serlo y gemía cada vez más alto, casi gritando.
Acariciaba su pecho, pellizcando sus pezones duros y tersos. Le gritó que se corriera ya mismo, a la vez que El. Carla lo agradeció , puesto que apenas podía aguantar más. Se abandonaron al placer, estallando ambos al mismo tiempo. El Amo se derramó en ella, regalándole todo su calor.




Carla se derrumbó sobre El respirando de forma entrecortada. Aún sentia dentro de ella, la polla dura y caliente aprisionada en su cueva  y latiendo. Se abrazó a su Dueño que le acariciaba el cabello con suavidad . La miraba orgulloso y satisfecho de tenerla. La miraba con paciencia y amor infinito. Era suya y lo seria siempre. Y así, entre caricias y miradas , descansaron un buen rato, relajados y sin medir el tiempo.
Solo contaban ellos dos......


                                                             alessia



Un abrazo cariñoso.alessia.

2 comentarios:

  1. Mucho sin saber de Carla. Se la echaba de menos. Saludos

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  2. Me gustaría que cuando hiciese un masaje me respondieran así.

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